La noche de este sábado se entregó ante la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), el adolescente de 15 años apodado “El Chende”, quien la mañana de ese mismo día asesinó de un disparo accidental al pequeño Yulfre Andrés Duque, de 6 años.
La presión policial ejercida por el Eje de Homicidios dio sus resultados y el joven se presentó acompañado de su madre, alegando que todo fue un accidente y que estaba dispuesto a pagar las consecuencias, porque no quería un mal para el niño.
Cabe recordar que este hecho se registró en la calle 149 del barrio San Benito II, en la parroquia Marcial Hernández, del municipio san Francisco, cuando “El Chende”, el pequeño y el hermano del mismo, jugaban en la casa.
El pequeño Yulfre se encontraba bajo el cuidado de su hermano, también de 15 años. La abuela de ambos había salido al supermercado a comprar productos regulados.
En la casa quedó Yulfre con su hermano, y a los minutos de haberse ido la abuela llegó “El Chende”, su vecino, y quien residía en la casa que colinda con el fondo de la antes mencionada. Allí estaban jugando y se pusieron a cocinar.
El hermano de Yulfre se puso a hacer unas arepas para desayunar, y cuando estuvieron listas le pidió a “El Chende” que fuese a buscar una mantequilla para comérselas, pero el regresó con otra cosa, una escopeta.
Tiro mortal
Los adolescentes se pusieron a manipular el arma, que la mantenían escondida en la vivienda. “El Chende” la agarró y empezó a apuntarlos. Primero apuntó al otro adolescente de 15 años, y éste le refutó que esos no eran juegos.
Luego apuntó a Yulfre y le dijo “ve que te mato”. Enseguida se escuchó un estruendo y el niño cayó al piso. A “El Chende” se le accionó la escopeta y su tiro fue fulminante. Asesinó al pequeño y su cuerpo quedó tendido en la cocina.
Enseguida los vecinos comenzaron a salir despavoridos de sus casas al escuchar los gritos de los adolescentes. Entraron a la vivienda y observaron al pequeño de seis años tirado en el piso al lado de un charco de sangre.
“El Chende” salió despavorido gritando, pidiéndole auxilio a su progenitora, quien también salió asombrada. Al ver el alboroto huyeron del lugar.