En pleno y unidos por la fe, directivos y el funcionariado del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, expresaron su agradecimiento a Dios Todopoderoso y a la patrona de la institución policial venezolana, Nuestra Señora del Carmen.
La celebración del Día del Policía y el Día de la Virgen del Carmen fue la ocasión propicia para que la directiva y los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, junto a sus familias, se reunieran en la Iglesia San Charbel de la ciudad de Caracas, para tributar a Dios y a la patrona de la institución policial, su agradecimiento por el amparo que día a día le brindan a los hombres y mujeres que ofrendan su vida para garantizar la tranquilidad de la ciudadanía venezolana.
Cada 16 de julio, desde 1944, se celebra en Venezuela el Día Nacional de Policía en honor a la Virgen del Carmen, patrona del Ejército Bolivariano y de la Policía venezolana, como una manera de reconocer la encomiable labor de quienes conforman los distintos cuerpos de seguridad del país. Un oficio lleno de riesgos en el que cada día, las mujeres y los hombres que integran los distintos cuerpos de seguridad del país se enfrentan a un sinfín de peligros, por lo que la preparación, el correcto desempeño y la fe, son pilares fundamentales de esta profesión.
Por ello, la ocasión fue propicia para que los directivos y funcionarios que dan vida al Cicpc, hicieran un aparte en sus actividades policiales cotidianas para agradecer a Dios y a su virgen protectora.
Durante la bienvenida a la ceremonia, también se hizo referencia a la transformación y enfoque humanista que el sistema policial venezolano ha tenido en los últimos veinticinco años en los que se ha trazado un camino para convertir a la institución policial en un modelo que prioriza en todo momento la paz. El Cicpc no es ajeno a este proceso y, por ello, la directiva a través de distintos métodos trabaja para generar valores, creencias que se heredan de generación en generación, en procura de evolución y adaptación a las necesidades del país con miras a ser la «mejor policía científica del mundo».
En el evento, destacó la presencia del comisario general, Douglas Rico González, director general del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas; el comisario general, Johnny Salazar, subdirector general nacional del Cicpc; el comisario general, Vladimir Flores, inspector general de la institución; así como de la comisaria general, Mercy Bracho, secretaria general; y el comisario general, Juan de la Cruz Pereira, asesor legal.
Un tiempo que en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en pleno hinca sus rodillas ante el Señor, da gracias y renueva su compromiso con Dios y con el país. Los funcionarios se reunieron en oración y participaron de la lectura de la Palabra de Dios. Los sacerdotes oficiantes fueron los presbíteros Carlos Boully y Omar Gómez, en compañía del padre Marlon, Párroco de la Iglesia Santa Rosa de Lima y capellán de la Guardia Nacional Bolivariana.
Los oficiantes enfatizaron en la vocación de servicio de los policías y su sermón subrayó la compasión y misericordia como atributos divinos a imitar, al igual que la importancia de la fe. Resaltaron el servicio a la patria y al pueblo, al igual que la dedicación de los funcionarios policiales en particular y de la policía como institución, en general, a la que reconocieron como un ministerio más que una profesión.
Directivos y funcionarios del Cicpc realizaron ofrendas simbólicas, al tiempo que el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Douglas Rico, tomó la palabra para reconocer el sacrificio de los agentes de la institución. También subrayó el hecho de que el trabajo desarrollado por la policía científica venezolana se traduce en la reducción que han experimentado los índices de criminalidad en el país. Resultados que son el producto, apuntó, del trabajo constante y la conexión entre la fe, el servicio público y la identidad nacional venezolana.
Fe y devoción como pilar fundamental de la institución
La Misa Solemne formó parte de las actividades programadas por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Esta expresión profunda de fe y gratitud hacia Dios Todopoderoso y la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, patrona del cuerpo policial fue el contexto en el que los asistentes tributaron al Señor y destacaron la importancia de la fe como un pilar que acompaña a los funcionarios en su riesgoso oficio.
La familia del Cicpc estuvo reunida en el santo recinto, llenos de gozo y de inmensa gratitud para celebrar el Día Nacional del Policía, unidos, unánimes, reunidos como cristianos y fieles a Dios todopoderoso, a quien reconocen, honran y adoran su existencia y dan acción de gracias por todas las bendiciones recibidas. En su intervención, el sacerdote reflexionó sobre la pregunta «¿Quién dice que soy yo?», formulada por Jesús a los apóstoles e instó a los asistentes a considerar a Cristo como un «Dios compasivo y misericordioso».
Igualmente, la fe fue descrita como un fuego que arde sin consumirse, similar a la zarza ardiente que vio Moisés. Una zarza que, envuelta en fuego, pero que no se consume; un fuego interno que «quema, pero que no duele, que arde pero que no causa daño, que se siente pero que no se ve».
La lectura de la Palabra de Dios
Tras el llamado inicial de los oficiantes a la confesión y arrepentimiento por los pecados cometidos, se procedió a la lectura de la Palabra de Dios que, en esta ocasión, estuvo centrada en los libros de Éxodo, capítulo 3, versículos del 1 al 12, referido al llamado que Dios hizo a Moisés en el Horeb con la misión de que libertara a su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto.
Asimismo, el Salmo 103 el cual resalta las cualidades de Dios como compasivo y misericordioso. Un llamado —en ocasión del Día Nacional del Policía— sobre cómo se espera que los policías emulen el carácter del Señor descrito en el salmo. Allí se resalta que «El Señor es compasivo y misericordioso», por lo que los policías deben también imitar estas características de Dios, siendo compasivos con el prójimo, sintiendo pasión por su trabajo y buscando la verdad y la justicia.
El pasaje del Evangelio de Jesucristo escogido para la oportunidad fue el Evangelio del apóstol Mateo, capítulo 16, versículos del 5 al 20, cuando Jesús pregunta a sus discípulos quién decía la gente que era él y Pedro lo afirmó como el Cristo, el hijo del Dios viviente.
Ministerio de servicio a la patria y al prójimo
En la homilía, los oficiantes redefinieron el rol del policía, no solo como una profesión, sino como un «ministerio» que en latín significa «servicio». La profesión de policía es, por tanto, un llamado a servir a la patria y al pueblo, al prójimo. Destacaron la nobleza y el orgullo de esta vocación para quien la ejerce.
«Somos servidores y servidores de la patria y eso tiene que llenarnos de profunda alegría, porque no se trata de cualquier cosa (…) No todo el mundo ha recibido esta vocación (…) de haber sido escogido entre tantos ciudadanos de la república para prestar un servicio admirable (…) como el de ustedes que dedican día a día de su existencia al servicio de la patria, al que han sido llamados».
Se trata de «hombres y mujeres que cuidan, protegen y sirven al prójimo» en el ejercicio de un oficio riesgoso que implica sacrificio personal y alejamiento de la familia.
Compasión y misericordia como valores esenciales del policía
Durante la ceremonia, se instó a los funcionarios del Cicpc a que, inspirados en la naturaleza de Dios como “compasivo y misericordioso”, encarnen estos valores en su labor diaria.
En alusión al pasaje del Evangelio leído, el oficiante formuló a los presentes la pregunta: “¿Quién es Cristo para mí? ¿Qué significado tiene Cristo en mi existencia? ¿Tiene algún valor Cristo en mi vida? (…) Cristo es el Dios compasivo y misericordioso. Compasivo y misericordioso. No dice alcahueta por ningún lado, dice compasivo y misericordioso (…) Y como yo fui creado a imagen y semejanza de Dios, tengo que ser compasivo y misericordioso”.
Es necesaria la compasión por el sufrimiento humano, por el prójimo e incluso por uno mismo, reconociendo debilidades y perdonándose. En tal sentido, la compasión se vincula con la “búsqueda de la verdad, por la búsqueda de la justicia, por la garantía de que haya paz en nuestra patria”.
El ser humano, el cristiano, debe buscar cada día parecerse más Jesús, un Dios compasivo y misericordioso debido a que en cada uno hay una fe que no se apaga como la zarza que ardió en el monte del Horeb.
Ofrendas y peticiones: compromiso institucional y social
La ceremonia incluyó la presentación de ofrendas simbólicas —luz, pan y vino, flores, Biblia, rosario, bandera nacional, estandarte del Cicpc, instrumentos de trabajo, alimentos y frutas— como representación de los valores, el trabajo y los anhelos de la institución y del país.
Las peticiones abarcaron diversas áreas:
- Salud y vida para los funcionarios del Cicpc.
- Sabiduría, entendimiento, comprensión y equidad para los gobernantes y directivos del Cicpc.
- Paz para los hombres y mujeres de los órganos de seguridad.
- Bendición para niños y jóvenes, así como apoyo a la juventud.
- Fomento de la fe y servicio a los pobres y necesitados, siguiendo el llamado del Papa. • Salud para los enfermos.
- Descanso eterno para los funcionarios caídos del Cicpc.
- Fortalecimiento de los lazos fraternos en la familia del Cicpc.
Finalmente, altamente significativa fue la participación de la brigada juvenil del Cicpc, vista como un “compromiso con las nuevas generaciones para la capacitación de nuestra juventud mediante la siembra de valores institucionales”.